Sovana. Los Etruscos y los Romanos. El esplendor de una ciudad tan diminuta como singular.



La foto que estáis viendo pertenece a los restos de la "Tumba Ildebranda", el mayor mausoleo etrusco jamás encontrado hasta la fecha. El impresionante monumento funerario consta de una planta de entrada, en su momento ornamentada por 12 columnas, a la que se accedía mediante dos escaleras de piedra, y otra subterránea, en la que se emplazó una grandiosa cámara funeraria. La "Tumba Ildebranda" se encuentra en la fabulosa necrópolis etrusca de Sovana, en el territorio toscano de Maremma, cerca del linde con la región de Lacio. Tanto la "Tumba Ildebranda" como toda la necrópolis está excavada en la roca de toba volcánica. Se accedía, y áun se accede, a través de le "vie cave", los caminos amurallados que los etruscos abrieron en la roca para trasladarse de una zona a otra, así como para atrincherarse en caso de guerra.

La "Tumba Ildebranda" procede de entre los siglos III y II a.C. y la descubrieron, en 1924, los hermanos Rosi. Ignorando, lógicamente, quien hubiera podido ser el destinatario de tan prodigioso monumento, le concedieron el nombre del hijo más ilustre de la ciudad de Sovana: Ildebrando de Soana, nacido alrededor del 1020, y elegido pontífice en 1073 con el nombre de Gregorio VII, al que se le conoce como a uno de los papas más cultos y combativos de la Edad Media, protagonista de las reformas más importantes de la Iglesia de esas edades. Su reforma sin precedentes está contenida esencialmente en los 27 axiomas que conforman su "Dictatus Papae", de 1075, en el que se definen con claridad cuáles son los poderes del papa y cuáles los del Emperador (Sacro Imperio Romano) en los que el último no puede interferir. Por ello, se enfrenta al Emperador Enrique IV, a quien llega a excomulgar dos veces. En 1080, el Emperador, apoyado por las altas jerarquías del clero alemán y lombardo, nombra papa a Clemente III. En el año 1084, a la cabeza de un ejército formidable, el Emperador entra en Roma, depone a Gregorio VII, concede el papado a Clemente III y hace que dicho antipapa excomulgue al legítimo pontífice. Gregorio VII muere exilado en Salerno, en 1085. Es canonizado en 1606.
Bueno, de una manera u otra, nos hemos introducido en la peculiar ciudad de Sovana, bellísima y cargada de historia. Actualmente, Sovana es una ciudad diminuta, formada por una calle principal con casas y mansiones estupendas a cada lado, las respectivas bocacalles y una plaza mayor preciosa. No obstante, su interés no solo reside en su espléndida y homogénea arquitectura medieval, perfectamente conservada, que los visitantes contemplan con la reverencia y el fervor de quien se encuentra en un santuario ligado a un pasado glorioso.

Suana, así se llamaba, fue uno de los centros etruscos más relevantes de dicha civilización, cuyo epicentro era el territorio de Maremma. Los etruscos unificaron distintos asentamientos, emplazados junto al curso del río Flora, en lo alto de un promontorio de toba volcánica situado entre los afluentes Calesine y Folonia y allí fundaron Suana.

La ciudad alcanzó enseguida una posición de primer orden en el área, donde se asentaron numerosos grupos de población campesina y cazadora que, gracias a los emblemáticos caminos excavados en la roca, pudieron comunicarse y establecer contactos comerciales con otros centros importantes como eran los de Statonia, Saturnia, Chiusi y Cetonia.


Suana, para poder hacer frente a la imparable política expansionista de Roma, estuvo aliada con la no menos poderosa Vulci hasta el siglo III a.C., época en la que Cayo Tiberio toma el territorio y lo incal Imperio. Los romanos otorgan a Sovana el grado de "municipium" y siguen impulsando el crecimiento de la ciudad, hasta el punto que la antigua Suana se convierte en una de las ciudades más ricas del área territorial, experimentando una expansión comercial significativa a causa del desarrollo de las actividades agrícolas y ganaderas y del nacimiento de una próspera industria artesanal que, hoy en día, sigue siendo una de sus carácteriscas comerciales más relevantes. No obstante lo anterior, Suana se resistió a abandonar su original cultura etrusca, en la medida que incluso en las inscripciones procedentes del siglo I a.C. se seguía escribiendo en esa lengua.

Las primeras luces del cristianismo llegan a la ciudad solo a partir del siglo IV de nuestra era. Uno de los protagonistas de la evangelización fue San Maximiliano, el patrón de Sovana.
La nueva fe tuvo que calar mucho y muy hondo y la influencia del santo, tuvo que ser del todo excepcional, pues a la vuelta de un siglo, en el V, Sovana ya fue designada sede episcopal.


¡Cuántos prodigios se daban en la antigüedad!


Sylvia







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