Piazzale Michelangelo


Hace un montón de tiempo que no me dirijo a vosotros, pero entre unas cosas y otras he estado ocupadísima estos últimos meses. Os aseguro que en ningún caso ha sido olvido o dejadez.

No obstante, os ruego que me disculpéis, sobre todo quienes me leíais con más asiduidad.


Como veréis por el título, sigo en Florencia. Esta ciudad maravillosa y única que se ha adueñado literalmente de mis cinco sentidos desde que llegué a ella, a primeros de año.


Mucho se ha escrito y se sigue escribiendo sobre los palacios, iglesias y museos de Florencia, por lo que no voy a ser reiterativa con temas, quizá, sobradamente conocidos. Por ello, aprovechando que llega el buen tiempo, hoy os invito a daros un paseo conmigo por Oltrarno (el hermosísimo barrio de Florencia que está al otro lado del río Arno) para que juntos lleguemos al Piazzale Michelangelo y, desde ese lugar privilegiado, contemplemos las vistas espectaculares de Florencia y del Valle del Arno que se despliegan en su totalidad ante quienes se asoman a las barandillas decimonónicas del Piazzale Michelangelo.


Como el Piazzale Michelangelo está en la parte más alta de Oltrarno, podríamos empezar el paseo, de unos 10 ó 15 minutos de duración, en la antiquísima Porta a San Niccoló (del siglo XIV) situada en Piazza Poggi, muy cerca de los preciosos y celebérrimos Giardini di Boboli (Jardines de Boboli) cuyos jardines de estilo italiano, con grutas artificiales, cascadas, fuentes y estatuas antiguas de valor incalculable, conforman una especie de immenso parque museístico tan elegante como deslumbrante.


El Piazzale Michelangelo es una plaza grandísima, que da la sensación de estar colgada sobre el flanco sur del río Arno, y que tiene todas las características arquitectónicas de plaza panorámica italiana de mediados/finales del siglo XIX.

La construyó el insigne arquitecto florentino Giuseppe Poggi, por encargo del Ayuntamiento de Florencia, en los tiempos en los que Florencia fue capital del recién unificado Reino de Italia (1865-1870) época en la cual, el propio Poggi rediseñó el trazado urbano de la ciudad, ofreciéndonos, en síntesis, la refinadísima y acogedora capital que conocemos hoy en día.

En el centro del Piazzale está el emblemático "Monumento a Miguel Ángel", dedicatario de la plaza. El monumento está realizado a partir de unas copias espléndidas de cinco de las esculturas más importantes del período florentino de Miguel Ángel: el "David" (el original está en el Museo dell'Accademia de Florencia) y las cuatro alegorías de "El Día", "La Noche", "El Amanecer" y "El Crepúsculo", creadas por el genial escultor para adornar las tumbas imponentes de dos miembros de la dinastía Medici (Giuliano di Lorenzo de Medici y Lorenzo II de Medici) cuyos originales se encuentran en la "Sagrestia Nuova" de la Basilica di San Lorenzo, Florencia.


En el Piazzale, prácticamente lindando con la colina y detrás del "Monumento a Miguel Ángel", Giuseppe Poggi construyó la hermosísima "Loggia" con la intención de que se convirtiera en una galería de arte donde albergar determinadas obras que Miguel Ángel creó en Roma.

La iniciativa de Poggi no obtuvo una respuesta favorable por parte de las distintas autoridades y "La Loggia" pasó a ser -y sigue siendo- un restaurante de lujo con un espléndido café panorámico.

Detrás de "La Loggia" hay unas escaleras que conducen a la sencilla y elegante iglesia renacentista de San Salvatore al Monte alle Croci, a cargo de la Orden Franciscana.


Las obras de edificación de la iglesia corrieron a cargo del célebre arquitecto florentino Simone del Pollaioulo (1449-1504) que la amplió, remodeló y restauró a partir de un antiquísimo oratario allí existente: El Oratorio di San Damiano.


La encantadora iglesia contiene una serie de excelentes obras de arte de artistas de la talla de Neri di Bicci (1419-1491) y Giovanni Della Robbia (1469 c.-1529) hijo y sobrino nieto, respectivamente, de los insignes escultores y ceramistas Andrea y Luca Della Robbia.


Cuando terminemos de contemplar el fantástico paisaje y de visitar el Piazzale y la Iglesia de San Salvatore, os propongo que antes de despedirnos, nos vayamos a tomar una copa o un café a "Il Rifrullo" -situado en Via San Niccolò, 55- que es un bar precioso, cálido e initimista, donde sirven unos aperitivos y cócteles buenísimos, así como un café que "quita el hipo", sobre todo si está acompañado de la estupenda pastelería de la casa.

A los florentinos les encanta ir allí y detenerse a charlar mientras saborean sus exquisiteces.


Sylvia









Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Nunca estoy seguro con los nombres de pueblos, calles,..italianos: ¿Bóboli o Boboli? ¿Ponte Santa Trínita o Trinità? Ya sé que la ortografía italiana no lo tiene previsto, pero quizás tú prodrías ayudarnos en este sentido a los hispanos. Incluso los italianos que hacen mapas de carrteras para alemanes, les colocan gráficamente acento a los topónimos.

El blog buenísimo. Y somos varios los que te echamos de menos cuando no te podemos leer. Y te queremos también por terrenos de la Serenísima o en Roma-Roma con salidas por donde te apetezca.

Cordiales saludos desde Compostela
jl

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